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EL MUNDO-ECONOMÍA

China prepara ya todo un paquete de medidas para responder a las medidas punitivas contras sus productos que ha decidido adoptar la administración liderada por Donald Trump, asumiendo que una guerra comercial con EEUU ya es inevitable, aunque sus dirigentes reconocen que el resultado será «desastroso» para ambos países.

Según han filtrado varios medios de comunicación, entre ellos el Wall Street Journal, un equipo de expertos ha definido una lista de productos y empresas estadounidenses que se convertirán en el objetivo de las represalias de Pekín que se centrarán primeramente en la gran dependencia que tienen los exportadores de soja, sorgo y cerdos de ese país con respecto al mercado chino.

Una decisión perfectamente estudiada porque los estados donde florece esa industria fueron territorios que apostaron por Trump en las últimas eleccionespresidenciales y donde las mismas asociaciones de productores han reconocido que si China interrumpe la compra de esos granos la economía local puede sufrir un gravísimo quebranto.

Como recuerda el Wall Street Journal, Trump ganó en 8 de los 10 principales estados productores de soja y en 7 de los 10 que generan más sorgo. Las exportaciones agrícolas de EEUU hacia China ascienden a 19.600 millones de dólares, 12.400 millones tan sólo en soja.

Anticipándose al anuncio de Trump, el ministerio de Comercio chino emitió un comunicado en el que aseguró que su país adoptará «todas las medidas necesarias» para responder y «no se quedará sentada sin hacer nada». «Estamos contundentemente en contra del comportamiento unilateral y proteccionista de EEUU«, añadía el escrito.

Una portavoz del ministerio de Exteriores, Hua Chunying, también se pronunció en términos similares y dijo que «China no quiere una guerra comercial, pero si nos fuerzan a pelearla, no nos vamos a asustar o escondernos. Si EEUU toma medidas que dañen nuestros intereses, tomaremos todos los pasos necesarios para responder».

El ministro de Comercio chino, Zhong Shan, había advirtido que las consecuencias de esta colisión comercial pueden exceder con mucho el marco de las relaciones bilaterales entre ambos países y provocar «un desastre para China, EEUU y todo el mundo«.

Pekín parece haber diseñado una doble estrategia en la que además de responder con contramedidas punitivas dejará una opción abierta al diálogo y remodelará parcialmente su economía para abrirla aún más a las compañías norteamericanas, como anunció hace días el primer ministro Li Keqiang, que pidió a EEUU actuar de forma «racional» y no dejarse llevar por «las emociones».

El proyecto chino es aplicar aranceles de forma proporcional a los que sufran sus productos, posiblemente recurrir a la Organización de Libre Comercio y aliarse con otras naciones que se oponen al proteccionismo de Trump. Ese fue el mensaje que ofreció Xi Jinping en su conversación telefónica con el presidente francés Emanuel Macron, al que pidió defender de forma conjunta un sistema «de comercio mundial abierto».

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